Alex* tenía claro su llamado: continuar sus estudios profesionales en MENA con el sueño de eventualmente servir allí a las personas. El camino, ya de por sí exigente, se volvió aún más desafiante al estudiar en un idioma nuevo y adaptarse a una cultura diferente. Sin embargo, la perseverancia —y la fidelidad de Dios— lo llevaron hasta la graduación y la alegría de comenzar el siguiente capítulo: un centro de servicio a los demás.
Los planes de Alex, sin embargo, chocaron con una barrera inamovible: un visado de trabajo estaba fuera de toda posibilidad. Después de explorar todas las vías posibles, quedó claro que el único camino que quedaba era solicitar la ciudadanía. Parecía algo casi imposible —no cumplía con todos los requisitos, y un compañero de estudios ya llevaba más de dos años esperando una respuesta—. Pero contra todo pronóstico y en tiempo récord, Alex recibió la buena noticia de la aceptación, junto con su nuevo pasaporte.
Alex estaba emocionado, ¡era la confirmación del llamado de Dios! Pero este avance llegó con un costo que pondría a prueba el compromiso de Alex y el de su familia.
Alex se enteró de que su país natal no permite la doble ciudadanía, y que si quería seguir adelante con el sueño que Dios había puesto en su corazón, tendría que renunciar a su pasaporte original.
“Fue difícil para mis padres ver mi nombre borrado de los registros y, de alguna manera, perderme, pero ellos son personas de oración que entienden mi llamado a bendecir a otros de esta forma y me están apoyando.”
Ahora Alex debe presentar una visa para entrar al mismo país donde nació, una situación que le resulta extraña y no está exenta de tristeza, aunque no tiene arrepentimientos. “Las palabras de Pablo significan mucho más para mí ahora,” dice, citando Filipenses 3:20, “‘Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.’”
*El nombre ha sido cambiado
Oremos: Dios que todo lo puedes, por favor bendice a Alex y los planes preparados para bendecir a otros mediante un servicio lleno de cuidado. Te pedimos provisión para los muchos que enfrentan las complejidades de la residencia y de las necesidades de visado.